Lo superé llenando mi vida de muchas actividades y pasándo mis ganas de ser madre a un segundo plano.
Me apunté a clases de estetica y asesoria de imagen,trabajaba en una tienda de telefonia móvil de lunes a sábado y cuando me quedaba algo de tiempo libre vendía cosmetica y bisuteria por catálogo.
La relación con mi marido estaba en proceso de reconstrucción, todavía mi cuerpo rechazaba los contactos físicos porque me recordaban cosas que estaba intentando enterrar pero trataba de compensarlo con otra clase de mimos "culinarios" y prestándole más atención ,él era mi proyecto de asesoria de imagen (cambio de estilismo e imagen de un voluntario) pasábamos horas de tienda en tienda y ojeando revistas de peinados masculinos buscando un look perfecto, teníamos diferencias de opiniones pero tambien recuerdo risas, largos cafés a mitad de la tarde, volvíamos a ser nosotros y ninguno de los dos hablamos nunca de lo ocurrido meses anteriores, era como si no hubiera pasado.
Seguimos con nuestras vidas haciendo planes de futuro solo aptas para 2 personas, hablamos de viajar, de ahorrar y montar un negocio, en fin, maduramos para avanzar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario