3 semanas con la dieta

Hola de nuevo!
Os cuento que llevo 3 semanas con la dieta, parece que va bien y que la ansiedad aún no ha hecho su aparición.
Un secreto: cada 3 dias me como una onza de chocolate puro sin azucar y si siento deseos de "picar" me como una fruta bien fresquita o bebo un vaso de té con hielo, (así me siento mejor y luego no me dan los arrepentimientos típicos cuando te saltas la dieta que són los que te acaban haciendo abandonar)
Sé que llevo muy poco tiempo y que me queda mucho por hacer pero me gusta celebrar los logros a muy corto plazo, me dá animos para seguir.

2ª visita

Esta vez iba yo sola.
No esperé mucho, antendieron a dos chicas delante y ya estaba dentro.
El último espermiograma de mi marido estaba perfecto, mi prueba de la curva de la glucosa bien pero con un poco de resistencia a la insulina, así que pastillas para regularla, me hicieron una ecografia y me dieron unas hojas para que Toni se hiciese unos analisis de sangre. Para regularizarme la regla me recetaron progesterona y lo peor de todo... una dieta alimentaria muy restrictiva para bajar de peso: nada de queso, nada de arroz, nada de frutos secos, porsupuesto nada de dulces. Verduras cocidas (la cantidad que yo quiera) 150g de pollo o pescado como segundo plato o tortilla de de dos claras y una yema de huevo , yogures desnatados y fruta como almuerzo y merienda, la joya de la dieta:150g de patata cocida al día.
Como bebidas permitidas: Neste, Cocacola zero, zumos naturales y mucha agua.

1ª visita

Llegamos al hospial, estábamos citados a las 12, eran las 13.25 y aún no nos habian llamado.

Por fin! a las 13.45 nos llaman por el megafonillo. Entramos, la médico parece maja, pese a que me deje caer que he de quitarme los kilitos de más para que el tratamiento funcione mejor.

El latazo vino cuando, a pesar de que le llevabamos los analisis y las pruebas, había que repetir algunas de ellas y hacer otras (había que repetir el espermiograma de mi marido, más ecografias, otro analisis de sangre, la curva de glucosa...) asi que, aqui se acababa la visita, con un montón de volantes para un montón de pruebas.

Bajamos a recepción a pedir hora para la próxima visita y todo lo que nos había mandado la médico, que, para mi sorpresa, las pódia hacer la semana próxima, pero la siguiente visita la tendría para dento de 3 meses.

A favor

Es mi momento y estoy preparada.

No quiero esperar más, tengo 30 años y medio y no quiero perderme gran parte de la vida de mi hijo (cuando cumpla los 20 yo ya tendré 52) mi marido dice que cuando vaya al cole a recogerlo no quiere que los compañeros de nuestro hijo le pregunten si es su padre o su abuelo el que viene a recogerle.

Economicamente las cosas estan muy negras pero todo el pais esta teñido del mismo tono negro y tardará varios años en remontar.

La seguridad social va muy lenta y cuando pasas de los 38 años hay muchas pruebas que ya no quieren hacerte.

Si se lleva pocos años con su prima podrán jugar más y tener más relación.

Quiero que mis padres disfruten de mi hijo muchos años también.

En contra

Después de 5 años, han despedido a mi marido! y yo voy de contrato basura al paro y a otro contrato basura y otra vez al paro. Todas las noticias de economia hablan de crisis y desempleo.
Se ha roto la tele, una persiana y dos azulejos del baño.

Olvidemonos de toda la medicina privada!! imposible pagarla.
La seguridad social es nuestra única opción y su gran desventaja nos obliga por narices a tomarnos las cosas con calma, toda una ventaja para nuestro caso en particular.

Empezamos bien, primer paso:una semana y media para que me cite con mi médico de cabecera que ,por suerte,cómo conoce mi caso, me manda al ginecologo con un volante de cita preferente (menos mal que era preferente porque hasta dentro de 3 meses no tengo cita)

Ha nacido mi sobrina, es maravillosa, preciosa y me quedaría horas y horas mirándola.

El nuevo comienzo

Con el tiempo, volví a sentir ganas de intimar mucho con mi marido, él habia sido muy paciente y dulce y yo estaba preparada y me moría de ganas.
Pasaron 3 años desde mi depresión y casi 5 años desde que tomamos la decisión de tener hijos, pese a que ya no tomabamos medidas anticonceptivas de ningun tipo desde que nos casamos, yo seguia sin quedarme en estado, llegué a odiar a todo el mundo que me decía: "Te quedarás embarazada cuando dejes de estar obsesionada" ¡burda mentira!, Mis ganas de ser madre las enterré en el momento que decidí luchar por mi salud emocional.
Un domingo familiar (de estos que nos reunimos mi marido y yo a comer con mis padres, mi hermano, mi cuñada) mi hermano , que es cuatro años menor que yo, nos suelta el bombazo. ¡VOY A SER TIA!
No sé exactamente lo que sentí, me alegré muchísimo, me hacia muchisima ilusión pero también me dolió sentimentalmente y puede que egoistamente sintiera envidia.
Esa noche, en mi casa, lloré muchísimo, estaba muy sensible y emocionada, había vuelto a aflorar en mi el fortisimo sentimiento maternal que todo este tiempo habia mantenido enterrado.
Mis 30 años me pesaban de repente!
Mi marido se sentía preocupado, también habia callado sus ganas de ser papá y no había mencionado nada por no entristecerme. Íbamos a intentarlo de nuevo pero esta vez las cosas tendria que tomármelas con más calma. Estaba fuerte y preparada.

a un segundo plano

Lo superé llenando mi vida de muchas actividades y pasándo mis ganas de ser madre a un segundo plano.
Me apunté a clases de estetica y asesoria de imagen,trabajaba en una tienda de telefonia móvil de lunes a sábado y cuando me quedaba algo de tiempo libre vendía cosmetica y bisuteria por catálogo.
La relación con mi marido estaba en proceso de reconstrucción, todavía mi cuerpo rechazaba los contactos físicos porque me recordaban cosas que estaba intentando enterrar pero trataba de compensarlo con otra clase de mimos "culinarios" y prestándole más atención ,él era mi proyecto de asesoria de imagen (cambio de estilismo e imagen de un voluntario) pasábamos horas de tienda en tienda y ojeando revistas de peinados masculinos buscando un look perfecto, teníamos diferencias de opiniones pero tambien recuerdo risas, largos cafés a mitad de la tarde, volvíamos a ser nosotros y ninguno de los dos hablamos nunca de lo ocurrido meses anteriores, era como si no hubiera pasado.
Seguimos con nuestras vidas haciendo planes de futuro solo aptas para 2 personas, hablamos de viajar, de ahorrar y montar un negocio, en fin, maduramos para avanzar.

Como empezó todo

Soy Luisa, tengo 30 años y esto es una parte de mi historia.

Toni es mi marido, llevábamos casados, por entonces, 1 año y juntos 3 más. Teníamos trabajo los dos, nos acababamos de comprar un piso con 3 habitaciones y una terraza acristalada y nuestra relación era genial, así que sabíamos que ese era el momento de ampliar la familia.

Pero... no me quedaba embarazada!!
Al principio no nos agobiamos, lo interpretamos como que mi organismo iba a necesitar unos meses más para desintoxicarse de los largos años de píldoras anticonceptivas.

Pero... pasó un año y medio más y nada, (aquí ya empecé a ponerme mal), estaba deprimida, todo lo que sonaba a niños me hacia llorar, cuando iba por la calle solo veía dos tipos de personas: mujeres embarazadas y madres con carritos de bebé.

Me decidí a ir a un ginecologo de pago (recomendado por una amiga )que tras realizarme unas ecografias y observar los resultados de mi analisis de sangre me recetó unas pastillas para ayudarme a ovular y una caja de tests de ovulación, con esto la vida sexual con mi marido dejó de ser divertida, era como trabajar en una fábrica en la que se trabaja pero no se produce nada,con cosas que hacer por obligación y con horarios que cumplir.
Las pastillas me produjeron unas reglas dolorosísimas y muy largas que derivaron en un principio de anemia.
Por entonces la empresa dónde trabajaba quería trasladarme de ciudad y como no tenía vehiculo y el trasporte público era complicado y escaso negocié un despido pactado.Con semejante panorama me econtraba cada vez más deprimida, no quería salir de casa, no queria recibir visitas ni llamadas, no quería que mi marido me tocara, solo lloraba y me pasaba los dias tirada en el sofá viendo la televisión.
Toni no podía ser más comprensivo, en vez de mandarme "a la mierda" se armaba cada día de toneladas de paciencia y me consolaba, tratába de convencerme para salir, aunque fuese a pasear por el campo y despejarme, a cambio recibia rechazos y desprecios (ahora cuando recuerdo todo aquello me doy cuenta del gran tipo de hombre que sigue a mi lado)

Recuerdo que me levanté un día cansada y triste pero no por lo desgraciada que me hacia sentir todo lo que me había sucedido sino triste porque tenía 27 años y sabía que necesitaba salir de esa depresión para seguir con mi vida. Hablé con mi marido, le pedí su apoyo, esta vez si lo acepté.